sábado, 29 de agosto de 2009

Los falsos jugos de fruta

Si bebemos un jugo de fruta enlatado o embotellado, siempre tendrá el mismo sabor y el mismo color, sin importar dónde y cuándo lo hayamos comprado, e incluso lo encontraremos en cualquier época del año. Pero, por ejemplo, el mango no está disponible en el mercado todo el año; los mangos no son todos idénticos, su color y su sabor es ligeramente diferente: los hay muy dulces o ligeramente agrios; de color amarillo pálido o encendido.


¿Cómo logran los fabricantes de jugos que sus productos permanezcan en los anaqueles de las tiendas durante meses sin descomponerse?, ¿Cómo logran que el sabor y el color sean idénticos?


Para que el consumidor no desconfíe del producto, por presentar cambios de color o de sabor, se le agregan sabor y color artificiales, cosa que los fabricantes niegan. A la pulpa de fruta le agregan un exceso de azúcar, que actúa como conservador. En conjunto, el azúcar extra, el saborizante y el colorante, permiten a los fabricantes agregar más agua de la que tiene un jugo natural, por lo que la pulpa les rinde más.


El preparado de agua, color, sabor, azúcar y pulpa es sometido a un proceso de calentamiento y enfriamiento rápidos que se conoce como pasteurización, que por eliminar a la mayor parte de los microorganismos presentes en la mezcla contribuye de manera importante a su conservación y prolonga la vida útil o de anaquel del producto, es decir, dura más tiempo sin descomponerse.


Pero la pasteurización no elimina a todos los microorganismos y sus esporas (mecanismos de resistencia), por lo que de manera discreta o secreta los fabricantes agregan conservadores a sus jugos.


Los conservadores son sustancias tóxicas o venenos que se agregan en pequeñas cantidades a los alimentos industrializados. Dado que los microorganismos son muy pequeños una cantidad mínima de conservador los mata o impide su multiplicación, pero a las personas, por ser miles de veces mayores que los microorganismos no les causan daños; al menos aparentes e inmediatos. Pero como son tóxicos y a la larga causan daños a la salud, en las últimas décadas su uso se ha prohibido en los países desarrollados y bastante más lentamente en los países no desarrollados.


Como los conservadores dañan la salud y están prohibidos (muchos de ellos) los fabricantes niegan rotundamente que los usen. Admitirlo les daría mala imagen ante los consumidores y problemas con las autoridades sanitarias. Pero la prolongada vida útil de esos productos difícilmente se explica por la pasteurización y el embasado al vacío, ya que el producto no está esterilizado (eliminación de todos los microorganismos y sus formas de resistencia).


Una explicación alternativa es que el producto fuera esterilizado, calentándolo a altas temperaturas, pero ello eliminaría por completo las vitaminas.

Los riesgos de deterioro de la imagen pública de la marca, de problemas con las autoridades sanitarias y de pérdidas económicas, de que un lote de jugos llegará a descomponerse en los anaqueles de las tiendas justifica a los ojos de los fabricantes el uso preventivo de los conservadores.


Esos productos deberían venderse con la aclaración de que son preparados parecidos a los jugos, que contienen color y sabor artificiales y conservadores, porque en realidad no son jugo de fruta.


Los fabricantes argumentan que cumplen con la norma oficial mexicana (NOM), pero las normas, aunque son responsabilidad del gobierno son redactadas en acuerdo y/o bajo la presión de los ellos fabricantes.


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